martes, 7 de julio de 2009

EL IMPREDECIBLE SEÑOR STEMPEL

Por: Federico Meléndez V.
Vuelvo a reiterar que a nuestra selección le hace falta un buen técnico que al menos logre clasificarnos a un mundial de fútbol. No entendemos cómo países con economías por debajo del crecimiento económico que exhibe Panamá, tengan la capacidad de contratar técnicos de reconocida reputación.
Tenemos buenas individualidades, pero no tenemos un equipo, este señalamiento que parece un silogismo es una realidad que fue a todas luces notoria en el encuentro con Guadalupe, donde se vio a un equipo sin ideas y con marcadas carencias de juego en conjunto.
No negamos el aporte significativo que ha hecho y sigue haciendo la Asociación Nacional pro Fútbol (ANAPROF); no obstante, somos del criterio que el ciclo de Tejada, Garcés, Phillips y Blas Pérez empieza a evidenciar signos de agotamiento por lo que creemos pertinente que el técnico Gary Stempel empiece a mover las piezas del tablero de ajedrez y tome en consideración a jugadores que esperan calladamente en la banca su oportunidad; tal es el caso de Nicolás Muñoz, un jugador que necesita de los dos tiempos, no 15 minutos.
Los llamados legionarios no han demostrado nada con la selección de Panamá, jugadores que se han mercantilizado y para colmo de males se sacrifican poco en el campo de juegos, ejemplo Blanco y Gómez; estilo: muy apáticos en la cancha y envío de balones con poca precisión.
Somos del criterio que la época de las excusas ya pasaron, todos los convocados a la selección reciben honorarios competitivos por lo que hay que hacerles señalamientos directos y sin ambages y de paso tomen el ejemplo del joven Barahona que ha demostrado ser un jugador que se mete en el partido, aunque con algunos atisbos de individualismo se atreve a hacer cosas al margen del impredecible e indescifrable formato de Stempel.
El próximo compromiso de Panamá será con el monstruo de Concacaf, México, lectura complicada si tomamos en cuenta los antecedentes de ambas selecciones donde al final los aztecas imponen, sin perder la brújula, su experiencia para hacer lo mínimo y llevarse los tres puntos.