miércoles, 31 de agosto de 2011

Lo tangible y lo intangible en política

Por: Federico Meléndez V. (31-8-2011)
Los testaferros y amanuenses del señor presidente Ricardo Martinelli, se aferran ciegamente a sustentar que el despido de Juan Carlos Varela del Ministerio de Relaciones Exteriores, no significa necesariamente un rompimiento de la alianza con el partido panameñista.
“Son ellos los que se van, el presidente les pidió a los ministros que se quedarán”, dijo a los medios de comunicación la ministra de la Pequeña y Media Empresa Giselle Burillo. A estos argumentos aislados y desesperados en algunas ocasiones, agréguele lo intangible que en este caso viene a ser el trasfondo real de una acción donde se mezclan una diversidad de factores.
A primera vista, y el consenso general asi lo sugiere, lo que sorprende fue la forma en que desprevenidamente fue embestido el dirigente máximo del partido panameñista, sin siquiera seguir las normas elementales del protocolo que para su envestidura se merece. Por lo demás y el panameño de a pie asi lo percibe, era algo que se veía venir. El estilo perturbador y amenazante de administrar el palacio de las garzas, amén de tener una injerencia directa en la Asamblea, Corte Suprema y los Tribunales, venía paulatinamente horadando una alianza donde el primer vicepresidente y su partido eran solo una figura decorativa.
En el camino el señor Martinelli pudo constatar que voces valientes de los panameñistas en la Asamblea, no hacían la lectura correcta con relación al proyecto de la denominada segunda vuelta electoral, acción que busca mantenerlo en el poder después del año 2014.
Envalentonado con una supuesta inscripción de poco más de 80 mil nuevos simpatizantes y aquí el Tribunal Electoral debe ponerse los pantalones y validar con honestidad esa cifra, el señor Martinelli siente que hay las condiciones objetivas para conquistar el mundo y porque no, echar a un lado a un colectivo político que le deja de herencia dos programas sociales de enorme profundidad como lo son la beca universal y cien a los setenta, promesas de campaña que fueron concebidas por los panameñistas y que el señor Martinelli las ha hecho suyas.
El proyecto personal de el señor Martinelli no tiene límites, el sabe que con una Asamblea a su favor todo es posible y sabe también que los panameñistas al igual que el PRD cuentan con diputados de mente frágil; ya tanteó a dos perredistas del populoso distrito de San Miguelito y el acercamiento fue exitoso.
El amigo de Berlusconi en su praxis política conjuga dos elementos: Uno traído de su formación de empresario de que todo tiene un precio y el otro elemento guarda relación con la famosa máxima de Julio César “divide y vencerás” ( Divide et vinces); frase que luego hizo suya Nicolás Maquiavelo en su obra el Príncipe “en la que sugiere que la mejor forma de obtener el poder es sembrando la intriga ente quienes gobiernan para lograr su separación”. Lo que este señor desconoce es que “las teorías no son definitivas” y que la política al igual que la materia está en constante movimiento.
Los nuevos escenarios que se perfilan no serán fáciles ni mucho menos iguales, Cambio Democrático ha dejado un sabor agridulce para negociar con futuros aliados, los cuales se pondrán a la defensiva, al menos que sea con las corrientes clientelistas y electoreras enquistadas tanto en el panameñismo y el PRD prestas siempre al gran negociado, verbigracia la emblemática cuadra de Paitilla.