viernes, 5 de agosto de 2011

Misión descubridora de Cristóbal Colón iba impregnada de un profundo sentimiento religioso

Por: Federico Meléndez Valdelamar
En el marco de su gira por la provincia de Colón, El Duque de Veragua y vigésimo descendiente del explorador genovés Cristóbal Colón reveló ante autoridades e invitados especiales, de este Municipio las interioridades que movían al descubridor cuando bordeo las costas panameñas.
El Duque, ilustró a los invitados al expresar que “no solo era el oro lo que movía a Colón, no debemos olvidar que su misión descubridora iba impregnada de un profundo sentimiento religioso pues anhelaba que el oro descubierto sirviera a sus reyes para organizar una cruzada que devolviera los santos lugares de Jerusalén a manos cristianas”.
Dijo que “cuando el papa Alejandro VI había concedido a los reyes católicos las tierras recién descubiertas en el nuevo mundo, había sido con el encargo de difundir la fe de Cristo entre sus moradores y el almirante era fiel cumplidor del compromiso de sus monarcas”.
Indicó que “en 1537, Luis Colón, nieto del descubridor recibió del emperador Carlos I la posesión y administración de 25 leguas cuadradas en aquella región por el nombramiento de Duque de Veragua, en compensación por todos los derechos heredados sobre las tierras descubiertas en el nuevo mundo y que habían resultado incumplidas por la corona”.
Agregó que “en seguida se puso de manifiesto la importancia de la Castilla del Oro como tempranamente había sido bautizado el territorio continental por el rey Fernando el católico, y con ese nombre consta en la cédula de 1515 dirigida a Vasco Núñez de Balboa el adelantado del mar del Sur”.
A juicio del Duque “Cristóbal Colón busco el acercamiento amistoso con los habitantes de aquellas tierras, las crónicas nos hablan de adornos que cambiaban por productos castellanos.
En la desembocadura del río Belén, en la región a la que puso el nombre de Veragua, tuvieron conocimiento de la existencia de minas de oro, en tierras del interior.
Allí tuvo lugar la tentativa de fundar la primera población española del continente americano que resultaría frustrada por la oposición hostil del cacique Quibián”.
Por otro lado, “junto al valor material del metal descubierto que permitiría a España financiar las expediciones exploratorias a lo largo del continente americano se valoró su estratégica posición.
La región se convirtió en el puente que unió al Atlántico con el Pacífico, al no hallarse ningún paso marítimo a lo largo del continente, salvo lo que obligaría a Magallanes alcanzar su extremo más meridional.
Lo cierto es que se trataba de un camino terrestre que debían recorrer hombres y caballos, la idea de construir un canal que pudiesen atravesar los barcos como ya había acariciado el monarca Carlos I resultaba inviable por la tecnología de la época; así se mantuvo hasta que el proyecto del canal fue tomado por Fernando de Lessep en 1879”.
Sin lesionar los hechos históricos, Colón de Carvajal subraya que “España utilizó la región como la base de partida desde la cual partieron las expediciones que atravesando el istmo continuaron la navegación por el Pacifico como aquella que alcanzó las costas del Perú y permitió conocer la existencia del avanzado imperio Inca”.
Para el vigésimo Cristóbal Colón que aquí les habla, “Panamá ya es conocida, el país trae buenos recuerdos a mi mente por las anteriores estancias, la primera fue en el lejano año de 1972 cuando yo no era más que un guardia marino a bordo de un buque escuela español, que entonces visitaba los puertos panameños por el canal”.
El singular visitante recuerda que “gracias a la amabilidad del Presidente Omar Torrijos, quien dispuso una avioneta que me llevó a sobre volar la costa panameña recorrida por mi antepasado, la desembocadura del río Belén donde entraron las carabelas, incluso entramos a Santiago de Veraguas, región que históricamente había estado ligada a mi familia”.
La segunda ocasión, en el 2003 cuando tuve el honor de asistir “como embajador en representación de España y de nuestro Rey, a los actos conmemorativos del centenario de la independencia de Panamá de España bajo la presidencia de Mireya Moscoso
Desde mi perspectiva de extranjero pude apreciar el grado de evolución y desarrollo alcanzado por el país en el transcurso de aquellos años”.
“Si el almirante pudiese ver desde el cielo el devenir de aquellas tierras panameñas por el descubiertas con tanto esfuerzo y penalidades estaría muy orgulloso de lo que ustedes han conseguido; no solo porque hoy se ha abierto un canal donde el imaginara el paso para Asia, cuya soberanía ha vuelto a manos panameñas en virtud del tratado Torrijos Carter, convertido en la más importante vía marítima mundial, sino también por el ejemplo de convivencia de las distintas razas y naciones que hoy componen la población panameña”, observa el Duque de su antecesor.
Él, que buscaba la amistad con los habitantes de las costas que iba descubriendo, lo valorará como la cosecha de lo que entonces sembró.
Mi presencia ante ustedes se debe a un proyecto que pretende llevar a Castilla del Oro y dentro de ella a la región de Veraguas, Coclé, Herrera, Los Santos y Colón, un desarrollo turístico que le proporcione un nuevo impulso.
A el estoy ligado desde que el ingeniero Richard Fifer Carles me convenció con su proyecto ilusionante y me pidió que aceptara la presidencia de la Fundación Castilla del Oro en España.
“Tan solo espero que conforme vayan conociendo ustedes los aspectos principales del proyecto se vayan ilusionando de la misma manera que yo lo hice y apoyen con decisión y entusiasmo cada una de las iniciativas con las cuales pretendemos llevar riqueza y desarrollo a todas estas regiones panameñas” dijo finalmente.
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