EL PAÍS PORTÁTIL

Por: Federico Meléndez V. (La Prensa: 15-11-2010)


Si en algo el señor Martinelli tiene razón es en haber reconocido que su gobierno está conformado por locos; hasta uno de su más sobrio asesor, Jimmy Papadimitriu, ha sido contagiado con ese virus que se pasea rampante por todo el tejido de la actual administración.

Para validar su condición de gran estratega y exhibir de manera deliberada que después de RM él es el que decide lo que debe hacerse, arremete contra la prensa y por último expresa voz en cuello “yo tumbe la licitación” refiriéndose a la empresa que iba a fungir como administrador financiero del llamado sistema del Metro Bus.

¿Que hay detrás de estas bravuconanadas?

Muchas cosas; pero lo peligroso de estas acciones y que evidentemente escapan de los cálculos del nuevo Rasputín de la presidencia, es que expresarse de esa forma da pie a que el resto de la clase política, sociedad civil y medios de comunicación construyan sus propias suspicacias, mismas que por lo general no son favorables a la actual administración que en la fase pre electoral hizo mucho énfasis en la transparencia en los manejos de la cosa pública.

Incluso el propio señor Martinelli cuando tiene la oportunidad se jacta en decir que en su gobierno no hay espacios para la corrupción. Cómo se explica entonces que el poder de un asesor llegue a puntos que no son de su área de competencia, como el tumbar una licitación donde empresas de reconocida reputación de Europa demostraron técnica y financieramente que con montos inferiores a lo planteado por otras con menos experiencia, podían solventar las llamadas tarjetas de prepago.

Cómo se explica la concesión minera dada a un amigo cercano de RM por 25 años para extraer recursos no metálicos en la provincia de Colón y en escenarios del área Oeste de la provincia de Panamá.

Respetados lectores, la lista de irregularidades es kilométrica, pero estos dos ejemplos bastan para reflexionar de donde emergen no solo las metidas de patas, sino también las metidas de mano; ¿tienen acaso los periodistas y medios de comunicación la culpa?

El momento es pertinente para que tanto los miembros del Colegio de Periodistas como el Sindicato actúen en sana armonía y no se dejen amedrentar por las amenazas de un vocero que ha estimulado y lastimado la libertad de expresión y avalado un estado de indefensión en la justicia panameña.