martes, 18 de marzo de 2014

Mito y paradigma de la reelección presidencial Por: Federico Meléndez Valdelamar A escasos meses de que se cierre el telón de los forcejeos previos a las próximas elecciones del 4 de mayo de 2014, surge la incógnita de si el Partido Cambio Democrático podrá acabar con el mito que ha prevalecido en las elecciones panameñas, de que los partidos en el poder no han podido reelegirse, aún estando en ventaja sobre los demás colectivos políticos. Los antecedentes sobre el particular nos obligan a recurrir a las fuentes bibliográficas, las cuales documentan un hecho insólito; en 1952, cuando la Coalición Patriótica, integrada por los partidos Liberal, Nacional Liberal Auténtico, Renovador y Unión Popular, favorecieron la candidatura a la presidencia de José Remón Cantera; alianza que repitió en 1956 (13 de mayo), pero con Ernesto de la Guardia Jr. al frente de la coalición. La otra alianza conocida como Alianza Civilista, estaba conformada por los partidos Liberal Nacional y Revolucionario Socialista, los cuales se inclinaron por Rodolfo F. Chiari. Una tercera opción lo fue Pedro Moreno Correa, mismo que fue postulado por el partido Conservador. En 1952 los panameñistas se abstuvieron de votar en un escenario rodeado por acusaciones de fraude, adulteración de actas y la votación varias veces de una sola persona. Desde 1956 a la fecha han transcurrido 58 años; en el referido periodo, ninguna experiencia similar ha sido posible. Los partidos políticos que han llegado al poder lo han intentado, pero la realidad ha sido otra. Muchos factores contribuyen a que este anhelo no sea posible: promesas incumplidas, ausencia de Agendas de Estado, incapacidad para cumplir y administrar los pactos establecidos, favorecimiento de los círculos íntimos de amistades en los nombramientos, negocios, el servicio exterior y estímulo de la corrupción y el clientelismo político, entre otros. Asistimos a un hecho histórico sin precedentes, quizás, por primera vez, el Partido Revolucionario Democrático y el pueblo panameño tienen la posibilidad de elegir a un candidato que en la praxis de su transición política, ha sido consecuente con sus principios: Juan Carlos Navarro, mismo que en el curso de su campaña ha tenido que desvanecer el llamado “fuego amigo” y “fuego enemigo”, este último envalentonado por la construcción de mega obras de infraestructura las cuales no han podido eludir el escrutinio de la duda y la sospecha del imaginario ciudadano por la marcada evidencia de los sobre costos y otros actos que riñen contra la moral, la ética y la transparencia. “Cinco años antes, el país debía 10 mil 508 millones de balboas. Desde entonces, la deuda aumento 5 mil 764 millones, un 54.8%. A esta cifra, además, habría que sumar lo que falta por pagar de los contratos bajo la modalidad llave en mano”, afirma el cotidiano La Prensa en su edición del 19 de febrero de 2014. A la par de estas suspicacias, el amigo de Berlusconi bordea sin estupor alguno sus metas políticas orquestando una reelección con actores muy cercanos a su círculo de poder, que de salir airosos, serian incapaces de desobedecer. Si bien Panamá se muestra como una de las economías más pujante de la región, la actual administración Martinelli, no ha podido reducir la enorme grieta social que se atisba según región, género, color y etnia, advierte el Consejo de la Concertación Nacional. Atrapado por el juego y las orientaciones de las calificadoras de riesgo, el gobierno no mostró señales de tomar medidas de austeridad para equilibrar las finanzas de un Estado que prefiere apostar al clientelismo de sus seguidores y aliados políticos en una carrera que puede ser desacertada para una economía que en apariencia parece robusta y saludable, pero que en el futuro puede colapsar por el flujo incontrolable de su divisa convertible hacia las arcas de inversionistas foráneos que han visto en el sector inmobiliario el espacio ideal para blindar sus patrimonios. Con medios audiovisuales genuflexos y con una fuerza antisistémica diezmada por la ausencia de un “debate estratégico, incapaz de resolver el cómo” (Zebechi, 2014) el PRD se convierte en una opción para el rescate de la institucionalidad del Estado panameño y de la dignidad de todos los nacionales y sobre todo de los más necesitados. Recuperar al ser humano como objeto y sujeto de la política debe ser el eje de cada propuesta y de cada una de las acciones del partido vinculadas a la toma y el ejercicio del poder. -El autor es periodista y analista político.fdemen@yahoo.es

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